“…que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha…”
Por: Darío Pantoja B.
Si bien en ese entonces no se procrearon los términos de derecha, de izquierda o de centro, el desarrollo de la política gubernamental en los subsiguientes pasos Constitucionales del mundo, dieron origen a esos términos que se mantienen incólumes en su concepción y en la base de sus fundamentos de creación.
Apenas iniciamos otro año del calendario Gregoriano y aunque el mundo y nuestro país reportan un alarmante incremento en la velocidad de contagios y muertes por la Covid-19, en los medios digitales se mantienen las agresiones entre quienes mutuamente se achacan responsabilidad de la situación del país, denominándose ser “de derecha o de izquierda”.
Se trata de términos de viejísima usanza pero evidentemente sin el actual y masivo conocimiento de su origen y contenido.
Haciendo una investigación histórica con la intención de conocer un poco más del tema, se tiene que de todas las tesis en el mundo, son dos las más aceptadas como causas de los conceptos políticos “de derecha y de izquierda”:
La primera hace relación al viejo Parlamento del Reino Unido en donde en su Cámara de los Comunes, se ubicaron a la derecha los partidos políticos del poder mayoritario en la ratificación del nombramiento del Primer Ministro a cargo del monarca, y a la izquierda los parlamentarios que ejercían la oposición en ese régimen especial.
La segunda tesis -de mayor aceptación académica- se origina con la revolución francesa, la cual lejos de ser popular, fue trascendental para la creación de dogmas Constitucionales del mundo con limitaciones en el ejercicio del Poder Público para los gobernantes y los derechos sociales y políticos para los ciudadanos en su condición de gobernados.
Para ese entonces, siglo XVIII, la creada Asamblea Nacional formuló tres propuestas: La primera, presentada por los defensores de la monarquía y del derrocado Luis XVI, conformados por la nobleza -privilegiados terratenientes con herencias y castillos- y el Clero, consistente en la facultad para que ese monarca pueda oponerse -vetar- parcial o totalmente las decisiones que se tomen en esa corporación de facto.
Estos se ubicaron a la ‘derecha del presidente de la Asamblea Nacional y que en ese entonces se conocieron como “La montaña”; la segunda propuesta correspondió a erradicar totalmente el régimen de monarquías y crear para ello una nueva Constitución e impedirle al sobreviviente rey que a futuro la pueda modificar. Sus proponentes fueron plebeyos o gente del pueblo que se ubicaron al lado ‘izquierdo’ del mismo Presidente y fueron conocidos como “La llanura”.
En una tercera propuesta se ubicaron los moderados que se caracterizaron por una postura indecisa frente al cambio del régimen de monarquía, porque no apoyaron al rey pero tampoco lo atacaron. Estos se ubicaron al ‘centro’ de todos y se conocieron como “La marisma”.
Si bien en ese entonces no se procrearon los términos de derecha, de izquierda o de centro, el desarrollo de la política gubernamental en los subsiguientes pasos Constitucionales del mundo, dieron origen a esos términos que se mantienen incólumes en su concepción y en la base de sus fundamentos de creación.
El concepto de izquierda en el mundo fue surgiendo en un contexto histórico con la ascendencia del “liberalismo”, como una doctrina general -no como partido electoral- y un esfuerzo político como consecuencia de las guerras religiosas establecidas en Europa durante los siglos XVI y XVII.
Los fundamentos intelectuales del liberalismo fueron establecidos por el filósofo y médico inglés, John Locke, conocido como el padre del Liberalismo Clásico, quien realizó un gran aporte al movimiento intelectual, filosófico y cultural del siglo XVIII, conocido como “La Ilustración”, con gran influencia sobre los procesos sociales y políticos de Europa.
Las dos concepciones filosóficas y políticas confluyeron en una misma por sus afinidades y fueron fuente de movimientos revolucionarios que derrocaron regímenes monárquicos en todo el mundo, como las guerras independentistas de los Estados Unidos en 1776 y de Colombia en 1819, además de otros países de américa latina.
Para el caso doméstico del país no se hace necesario adecuarlo a la anterior historia francesa para conocer nuestra realidad política y electoral de derecha, izquierda y de centro.
El pueblo requiere de sus gobernantes el cumplimiento de los fines del Estado, establecidos en la ‘liberal’ Constitución Política de 1991: Promover la prosperidad general; garantizar la efectividad de los derechos; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación; asegurar la convivencia pacífica; entre otros, fines que no se podrán lograr mientras nuestros gobernantes defiendan los privilegios de unos pocos en contra del bienestar de los demás, como en la Francia del rey Luis XVI o de su antecesor Luis XIV quien también dijo: “El Estado soy yo”, porque se perpetuaron en el poder y fueron los dueños de todo, hasta de la vida y de la muerte. Coincidencias del tiempo.
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