La Democracia

Por : Luis Alfonso Cabrera

En nuestro medio no existen partidos políticos seriamente constituidos, sino empresas electorales que resucitan cada 4 años para amarrar listas. No hay directorios, no hay afiliados, no hay agendas ni planes de trabajo

Esta palabrita fue inventada en la antigua Grecia, con vigencia en el siglo VI antes de Cristo, especialmente desarrollada en la Ciudad Estado de Atenas. Este concepto fue compuesto por dos términos: Demos que significa Pueblo y Cratos que quiere decir Gobierno; entonces su definición etimológica se puede entender como el Gobierno del Pueblo, que para la Grecia antigua significaba la democracia directa, con participación plena de todo el pueblo, hasta el extremo de exigir la participación obligatoria y total de la gente en los diferentes cargos, sin representantes y los funcionarios se elegían por sorteo.

Otro elemento importante de esta democracia era la pasión por el debate de las ideas en las plazas públicas, en La Eklesia, la Acropolis, o el Ágora, con el fin de que todos tuvieran  la oportunidad de hacer conocer sus ideas, debatirlas y someterlas al cuestionamiento público para tomar la mejor decisión en beneficio del pueblo.

Es increíble que haya existido un modelo político de democracia tan alto, durante varios siglos en la antigüedad, con la exclusión de los esclavos y las mujeres. Pasados dos mil años, en pleno siglo XXI, no hemos podido repetir esa experiencia. Nuestro medio latinoamericano ha seguido la escuela española de los reyezuelos, los tiranos, los caudillos, los dictadores, una práctica grotesca basada en el abuso del poder, la arbitrariedad y la barbarie.

Vergonzosamente los tiranos crecen silvestres en las sociedades con baja formación política, sin conciencia social, en donde los partidos políticos no cumplen su misión de formar a sus seguidores, en donde no funciona la ciudadanía sino el clientelismo, las montoneras de los votos cautivos, por puestos, prebendas, favores o un pago.

En nuestro medio no existen partidos políticos seriamente constituidos, sino empresas electorales que resucitan cada 4 años para amarrar listas. No hay directorios, no hay afiliados, no hay agendas ni planes de trabajo, no hay educación, no hay debate ni elecciones internas, no hay reflexión, no se estudian los problemas de la ciudad, no hay ideología, un genio iluminado se inventa todo, el resto es pura clientela.

Nuestras sociedades están lejos de entender la democracia y mucho más lejos de ejercer la democracia, nuestras gentes apenas se contentan con hacer cola para votar el día de elecciones.

La democracia, más allá de lo electoral, es un estado del alma fruto de un proceso de alta cualificación educativa de las juventudes, basado en el sagrado respeto al Otro, el profundo amor a la patria, el conocimiento de la historia local y nacional, la convicción absoluta de la defensa del bien común y la prioridad de la justicia social en favor de los más pobres.

Mas que un buen discurso o el conocimiento de la ley, la democracia necesita una conciencia humanista y ambiental, un compromiso con la especie. La democracia es el máximo resultado de la educación, como efecto de una excelente formación de buenos seres humanos, éticos, emprendedores y solidarios. Es salir de la ley del monte para entrar en la Civilización.

Atrás deben quedar esos viejos politiqueros, o jóvenes con mentalidad vieja, brabucones, pretenciosos, vulgares, personajes folclóricos de liderazgo cómico, orgullosos de un prestigio financiado por la corrupción, mercenarios de la política, quienes debajo de toda su vanidad solo poseen miseria, la búsqueda de unos cuantos billetes para calmar el hambre, un hambre más grande que la de los pordioseros.

Nos corresponde construir una verdadera democracia, tenemos la obligación de profundizar la democracia para ensanchar la participación hacia una experiencia más directa, y ampliar la democracia para formar sociedades más igualitarias, para crear oportunidades de desarrollo y redistribuir mejor la riqueza.

Es la obligación de esta generación y con mayor razón de las juventudes con nuevas visiones y energías. Sólo una educación capaz de transformar conciencias puede derrotar la vieja mentalidad politiquera corruptora de conciencias y sociedades.

luisalfonsocabrera@yahoo.es

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