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El  ejemplo digno de nuestros Vecinos.

  Por: Darío Pantoja B.

Si nosotros tuviéramos un poco, por lo menos, de ese sentir de dignidad que siempre demuestra el pueblo ecuatoriano, no tendríamos la profundidad de los problemas que a diario nos aquejan y muchos de los inocentes colombianos que han muerto por la violencia que se resiste a abandonarnos, unos en nombre de una justicia social y otros con el ánimo de refundar el país a su acomodo, estarían con nosotros aportando parte de las soluciones.

Los medios televisivos internacionales nos permitieron conocer la caótica situación social que afrontó la nación ecuatoriana, ante súbitas medidas presidenciales que tendieron a afectar notablemente el costo de vida en ese país, las cuales finalmente culminaron con su derogación presidencial.

Por un lado se observó choques físicos entre la comunidad alzada en protesta social que derivaron en el entorpecimiento del diario vivir en ese país vecino y el fallecimiento de siete manifestantes, bajo aparente exceso del ejercicio de la fuerza pública y, por otro, se hizo evidente de manera notable, la unidad de la comunidad ecuatoriana afrontando y enfrentando las medidas gubernamentales que pudo inmediatamente afectar la canasta familiar en ese país y, por reflejo, en nuestra frontera.

Es lastimoso cuando un conglomerado social entra en ese tipo de confrontaciones con un gobierno y las fuerzas del Estado, pero que son consecuentes ante medidas adversas de un gobierno que atiende con prioridad a las acostumbradas órdenes monetarias internacionales, por encima de la dignidad y el bienestar de una nación.

El pueblo ecuatoriano, tal vez en remembranza de la lucha liberal del general Eloy Alfaro,  ha sido siempre irreverente y nada conformista frente a actos de gobierno que les resultan adversos y, por eso, en la historia de ese país se registran destituciones sociales de presidentes cuando han ejercido el cargo en contra de los intereses de esa comunidad, luego de drásticas protestas.

En la historia de la humanidad, la protesta social, entendida como una manifestación legítima de las sociedades para expresar libremente sus inconformidades, se establece como una valiosa herramienta que lejos de ser actos de entorpecimiento para los gobiernos de turno, debe tenerse como oportunidades para que estos realicen acciones correctivas a favor de sus gobernados.

Por eso el pueblo ecuatoriano ha sido un ejemplo de rebeldía social que por esto ha hecho, probablemente, innecesaria la existencia de expresiones de subversión armada en el lapso contemporáneo de ese país. No sorprende observar en las calles de Quito las concurridas protestas (cacerolazos), convocadas desde todos los rincones de ese país, exclusivamente por un sentir altruista donde caben, sin distinción alguna, hombres y mujeres de todas edades y condiciones étnicas, sociales y económicas, unidos por la dignidad de su condición de ciudadanos por naturaleza inconformes.

Ese, un ejemplo que los colombianos deberíamos siempre considerar contra nuestro acostumbrado conformismo ante los sucesivos y permanentes escándalos de corrupción y violencia que pareciera terminamos acostumbrándonos. Si nosotros tuviéramos un poco, por lo menos, de ese sentir de dignidad que siempre demuestra el pueblo ecuatoriano, no tendríamos la profundidad de los problemas que a diario nos aquejan y muchos de los inocentes colombianos que han muerto por la violencia que se resiste a abandonarnos, unos en nombre de una justicia social y otros con el ánimo de refundar el país a su acomodo, estarían con nosotros aportando parte de las soluciones.

No se trata de convocar al desorden social ni al vandalismo, siendo estos actos reprochables tanto como el abuso de la fuerza pública en su represión, sino a ejercer el derecho a ser libres pensadores y críticos fundamentados, lejos de pasiones partidistas y de caudillos oportunistas. Es un llamado a la unidad de protesta social bajo un espíritu digno y altruista, frente al desacuerdo de todo acto de gobierno nacional, regional y local. En esto, nuestros vecinos también nos ganan.

asesoriayderecho@hotmail.com

2 Comments

  1. Elsa Coral

    Excelente sus palabras, muy bien dicho, nos hemos vuelto conformistas, esperemos a que los tiempo mejoren, y de nosotros depende, porque el pueblo tiene poder, lastimosamente el pueblo le entregamos el poder a unos cuantos.

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  2. Isleny Becerra Figueroa

    Muy buen articulo. Otro acción que deberiamos replicar de los hermanos ecuatorianos es la union y el sentido de pertenencia con el que con escobas y valdes hicieron el aseo a lo que quedo de la protesta. Que nos sirva de ejemplo por que estamos acostumbrado como muy bien lo dice el Dr Dario a aceptar las decisiones de los gobiernos de turno que solo favorecen a las minorias y empobrecen aun mas a la gente trabajadora y humilde. Por algo se dan las cosas. En este caso para llenarnos de mayor coraje, para no tragar entero, para no aceptar actos de corrupcion y violencia, para ser parte de la solución y no del problema, cosa que aun veo dificil en nuestra Colombia. Ojala el proximo 27 de Octubre gane la democracia

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